Psicoanálisis y síntomas contemporáneos
Tal y como escribí para las XIV Jornadas de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis se producen grandes transformaciones de carácter clínico y ético en la contemporaneidad, lo que no es sin consecuencias para la subjetividad de la época.
El X Congreso Mundial de Psiquiatría de la Asociación Mundial de Psiquiatría, celebrado en Madrid en 1996, tenía como título One World, one language: Un Mundo, un lenguaje. En este Congreso se trataba de implementar un pensamiento único y global que se expresaba en la nosografía psiquiátrica bajo la forma del DSM y a nivel político bajo la hegemonía de EEUU.
Este proyecto hace mucho tiempo que entró en crisis, lo que no quiere decir que a pesar de ello ha ido adaptándose y transformándose progresivamente hasta lo que hemos conocido, a partir de mayo de 2013, con la publicación del DSM-V.
Lo que era inicialmente un nomenclator útil para el registro epidemiológico se ha convertido progresivamente en un referente para la clínica y para la industria farmacéutica que lo promueve con intereses propios a la lógica del mercado y del beneficio.
El nuevo DSM V y las falsas epidemias
La aparición del Trastorno del Espectro Autista que incluye el Autismo, el Síndrome de Asperger y también el Trastorno Desintegrativo Infantil y el Trastorno Generalizado del Desarrollo.
El Trastorno por Atracón (personas que comen en exceso más de 12 veces en 3 meses) que se calcula que podría incluir al 6 % de la población. El Trastorno de Excoriación (rascado compulsivo de la piel). El Trastorno de Acaparamiento (hasta ahora incluido en el marco del TOC y definido como la dificultad persistente de desprenderse de objeto, independientemente de su valor).La inclusión del Trastorno Disfórico Premenstrual ha generado una gran controversia por la invitación al manejo farmacológico con psicofármacos cuando hasta la fecha la medicina lo ha explicado por cambios fisiológicos hormonales que se consideraban normales.
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad se modifica para ampliarlo a su diagnóstico a la edad adulta.La inclusión del diagnóstico de Síndrome de Psicosis Atenuada, incluido en la sección III del Manual sin una definición nosológica precisa plantea el riesgo del etiquetamiento y el aumento del uso de los neurolépticos, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes.
Podríamos hacer una larga lista de modificaciones y novedades. Lo fundamental es considerar la imparable tendencia a ampliar las categorías diagnósticas y también a la inclusión de los avatares de la vida cotidiana en el ámbito de la salud mental. Las consecuencias epidemiológicas de estos cambios están por verificarse en los próximos años, aunque podríamos decir que el abanico de la oferta para la promoción de identificaciones y nuevas epidemias es cada vez mayor.
Allen Frances, que dirigió desde 1987 el grupo de trabajo que elaboró el DSM-IV, publicó en 2013 el libro “Saving normal” en el que denuncia no solamente los excesos de la psiquiatría, sino que reconoce que su grupo había contribuido inadvertidamente a crear tres falsas epidemias: el trastorno por déficit de atención, el trastorno bipolar en la infancia y el autismo. “Nuestra red fue claramente demasiado lejos y capturó muchos “pacientes” que podrían haber estado mucho mejor sin que hubieran entrado en el sistema de salud mental”.[1]El psicoanálisis de orientación lacaniana
Para el psicoanálisis de orientación Lacaniana el diagnóstico obedece esencialmente a una posición ética alejada de la ambición clasificatoria propia del discurso de la ciencia, independientemente de las diferentes formas que ha ido tomando en las últimas décadas. La clínica del síntoma considera una variedad que va del tipo clínico al caso clínico y formula la posibilidad de la invención a partir de lo que cada caso enseña al psicoanálisis.
El psicoanálisis no es una terapéutica como las demás, afirma Lacan en su texto, “Variantes de la cura tipo” en 1955. Y añade que no se puede abordar la terapéutica sin referencia a una ética.
De esta manera la formación del analista requiere de un saber epistémico y clínico, al mismo tiempo que de la experiencia de su propio análisis y de la relación con su propio inconsciente, que debe mantener siempre abierta.
Esta es la perspectiva que exploraremos en los diferentes artículos de este apartado de la WEB.
[1] Frances Allen, Los Angeles Times, marzo 1, 2010.
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