Las psicosis, tratamiento psicológico
El psicoanálisis dispone de una larga experiencia y tratamiento psicológico en el campo de las psicosis. Freud aportó una perspectiva novedosa al sentar las bases de un abordaje clínico que no se fundamenta en el determinismo biológico de las enfermedades mentales y el uso generalizado de los neurolépticos y otros psicofármacos. El doctor Jacques Lacan, psiquiatra y psicoanalista francés, desarrolló a lo largo de su enseñanza (a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado) las herramientas epistémicas que nos permiten proponer una clínica bajo transferencia en la que la subjetividad está implicada y las soluciones singulares son posibles
Tratamiento para las psicosis
Las corrientes más biologicistas de la psiquiatría consideran que las psicosis obedecen a una alteración neuroquímica que explicaría la mayoría de los trastornos psíquicos, y por tanto su reversión a partir del uso generalizado de los medicamentos. El psicoanálisis no se opone a su utilización y a su uso cuando convengan, pero considera un reduccionismo peligroso limitar las posibilidades de tratamiento a la farmacología.
El periodista y escritor estadounidense Robert Whitaker escribió el libro Anatomía de una epidemia, medicamentos psiquiátricos y el asombroso aumento de las enfermedades mentales en el que el periodista experto en temas relacionados con la medicina, la ciencia y la historia, desmonta el mito alrededor del uso de los tratamientos farmacológicos para las psicosis.
Observó que entre 1987 y 2007 se había triplicado en EEUU el número de pacientes con discapacidad por enfermedad mental, al mismo tiempo que había crecido exponencialmente el número de drogas psicotrópicas.
Una de las razones que explican este fenómeno se debe al uso generalizado de neurolépticos y antidepresivos a todos los casos, sin que se haya valorado adecuadamente el uso de los mismos.
Por ejemplo, los Inhibidores de la Recaptación de la Serotonina (ISRS) tomaron por asalto el país (EEUU) en la década de 1990, y entre 1996 y 2004 el número de adultos diagnosticados con enfermedad bipolar aumentó en un 56 %. Por otra parte, la ampliación continuada por la psiquiatría de los límites diagnósticos en los últimos 35 años ha ayudado a alimentar el boom bipolar.
Por otro lado, el diagnóstico de esquizofrenia ha invadido el diagnóstico psicopatológico y la clasificación de las enfermedades mentales. La paranoia ha quedado relegada a un segundo plano.
El diagnóstico de los diferentes tipos clínicos precisa de una finura clínica y de la valoración de la singularidad de cada caso. Es una clínica, bajo transferencia, que se diferencia del determinismo neuroquímico y genético que campa hoy día a sus anchas. Ese determinismo biológico extiende sus tentáculos a las cosas más humanas y comunes, como la tristeza.
Cura de la psicosis
Freud desarrolló la interpretación del caso Schreber contradiciendo dos supuestos de la psiquiatría de la época: el mal pronóstico derivado de la expansión del delirio y la incurabilidad de la paranoia.
Desde entonces, los avances en el tratamiento psicológico y psicoanalítico de las psicosis han tenido un gran desarrollo.
El psicoanálisis hace un uso de las categorías provenientes de la psiquiatría (esquizofrenia, paranoia y trastorno bipolar etc…) para tomar la distancia necesaria que nos permita orientar una práctica de cada sujeto en particular, abrir la posibilidad de que cada uno encuentre sus soluciones, pero es fundamental, al mismo tiempo, conocer las especificidades de la posición subjetiva que cada uno.
El cuerpo en la psicosis está, permanentemente, amenazado de estallar, no se sostiene. Además, nos encontramos con las dificultades propias de su relación con el lenguaje.
El paciente tiene que hacer verdaderos esfuerzos de invención para mantener el cuerpo como uno. La respuesta del sujeto, ya sea a través del delirio o de otras soluciones o identificaciones imaginarias tienden a recomponer su propio mundo y también el cuerpo en tanto cuerpo propio.
Hay una gran variedad de soluciones que encontramos en la clínica. Cada una en su singularidad. En el marco de una clínica orientada es posible promoverlas y encontrarlas bajo la perspectiva de que no responden a ningún estándar ni protocolo definido de antemano. Pueden ser creacionistas, sublimatorias, identificatorias o cuasi delirantes, pero son herramientas imprescindibles que hay que respetar.
El punto de partida para el psicoanálisis es que el ser hablante adviene al mundo bajo las coordenadas de la experiencia del cuerpo fragmentado –tal y como señala Lacan desde sus primeros escritos- y del encuentro con el sinsentido del lenguaje –lalangue dirá Lacan en su última enseñanza-. Lacan terminará diciendo que “Todo el mundo es loco, es decir delirante”. Es una afirmación muy fuerte pero que es producto de lo que nos enseña la experiencia clínica. La cuestión radica en cómo hace cada uno para salir de ahí, cuáles son los arreglos o las soluciones sintomáticas, es decir cuál es la respuesta del sujeto que le permite encontrar un sentido a la vida y una forma de hacer lazo social.
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