De inconscientes y defensas.

Inconscientes y defensas

Artículo publicado en la revista El Psicoanálisis nº 36 de la ELP. El descubrimiento del inconsciente y la invención del psicoanálisis, por parte de Freud, agujereó los discursos que lo precedieron. Lacan habló de “acontecimiento Freud” ocupándose de transmitir sus coordenadas, al mismo tiempo que renovó el psicoanálisis para ponerlo a las puertas del siglo … Leer más

La radicalidad subversiva de la práctica clínica.*

Forma parte del discurso común el argumento de que el psicoanálisis es una práctica trasnochada y antigua. Sin embargo, un siglo después mantiene su vigencia y vitalidad. Nos podemos preguntar ¿porqué sobrevive el psicoanálisis como discurso y como práctica clínica? Para responder a esta pregunta voy a desarrollar, brevemente, dos ideas: La primera, la radicalidad … Leer más

El coronavirus: un real sin ley.

Según el informe elaborado por el Imperial College de Londres, uno de los Centros Colaboradores de mayor prestigio de la Organización Mundial de la Salud, nada volverá a ser igual durante un largo tiempo. Las diferentes estrategias epidemiológicas utilizadas hasta la fecha en los diferentes países, desde el origen de la epidemia en China, han … Leer más

La experiencia de un análisis.

Ensamblajes y piezas sueltas. De Santiago Castellanos

Testimonios y otros textos

Prólogo de Silvia Salman

¿Por qué alguien que pasó por la experiencia de un análisis y alcanzó su final, puede querer ocupar el lugar del analista? Es la pregunta que J. Lacan se respondió con la fórmula: el analista no se autoriza más que de sí mismo, y es también la pregunta que impulsó la invención del dispositivo del Pase en el seno de su propia Escuela para verificar que hay analista.

Santiago Castellanos también se ha dado sus respuestas, y este libro las reúne alrededor de un trabajo delicado e intenso sobre su experiencia en el Pase, en la política de la Escuela y en la producción del discurso analítico más allá de lo ya conocido.

Los testimonios elegidos expresan la soltura que se obtiene cuando se ha podido alcanzar el final de un recorrido analítico. Explorar el programa de goce que a uno lo ha orientado toda la vida, leer lo que permanecía fijo en la escritura de este programa y desprenderse de esas ataduras que garantizaban una existencia, es la apuesta que Santiago hace pasar en su transmisión.

El lector podrá apreciar que analizarse en una invitación a decirse y que este decir transcurre sobre una dimensión del relato de sí.

El analizante cuenta su vida de un modo que no está programado, sólo regido por la asociación libre que el dispositivo analítico ofrece. Entonces, puede distinguir una serie de acontecimientos que son puntos de inflexión en su historia. Algunos de ellos implican giros que dieron vuelcos en su vida, otros permanecen opacos a la espera de alguna significación que tal vez nunca llegue.

Por ello podemos decir con Lacan, que un psicoanálisis se ocupa de las “causas mínimas” que determinaron una manera de gozar y que ellas constituyen el germen de la singularidad de cada quien. La neurosis infantil y la novela familiar harán lo suyo para velarlas y la «hystoria» pondrá de su parte para enmarcarlas en una conjunción propia e inédita entre la ficción y lo real.

 Esta fórmula lacaniana es una invitación a que el analista se ocupe de esas causas mínimas y no de las grandes cosas, es una invitación a que sepa que en las cosas mínimas yace el resorte de su acción[i]ya que allí se enraíza el síntoma único que Lacan calificó como acontecimiento de cuerpo. Ellas son las piezas sueltas que nos encuentran al final del trayecto analítico.

Así lo expresa Santiago cuando se refiere al final de su experiencia analizante: Lo que queda es como una performance compuesta de varias escenas, significantes y marcas en el cuerpo que quedan como restos por fuera del sentido.

Por otra parte, el título del libro nos orienta acerca de lo que podemos obtener de una práctica lacaniana. “Ensamblar” es empalmar, también es enlazar, operaciones que Lacan propone para definir la interpretación al final de su enseñanza. La disyunción cada vez más radical entre la representación y lo real que el psicoanálisis de la Orientación Lacaniana profundiza, nos interroga sobre cómo acceder a un trozo de discurso que contenga ese real.

J.A.-Miller se pregunta por esta relación entre las representaciones y lo real, y por la operación que permite pasar de un campo al otro. Para que esta operación sea posible propone distinguir entonces entre las representaciones del sujeto “...unabien distinta, especial, que tendría la propiedad excepcional de determinar la confluencia de la representación y lo real”[ii].

Los finales de análisis nos enseñan los modos en que este enlace se produce. Así lo testimonian los AE (Analista de la Escuela), cuando cada uno a su manera, nombra ese límite de la significación que permite apresar lo imposible de decir. En algunos casos se trata de un significante nuevo y extraño, aparte de todos los que están en el lugar del Otro y que por ello podemos indicar como suplementario. En otros casos es simplemente la ausencia de un significante para nombrar ese vacío de significación, la presencia real de esa ausencia.

En todo caso, aislar esa escritura mínima al final de una cura, es un modo de nombrar el producto de la operación analítica. Con ella,se pueden atrapar esos trozos de real que concentran lo vivo del cuerpo hablante y que Santiago Castellanos ha sabido hacer pasar a la vida y a la comunidad analítica. Es lo que podrán leer en este libro que no es como los demás.

Abril 2019

[i]Miller, J.-A.: La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Ed.Paidós, BsAs, 2003, p.175

[ii]Miller, J.A.-: El ser y el Uno, clase del 26 de enero de 2011, inédito

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