«Locuras y soluciones singulares»

Ya a la venta el libro en la librería Muga de Madrid y en los siguientes enlaces:

para España: http://librosdepsicoanalisis.com/shop/locuras-y-soluciones-singulares/     

para Latinoamérica: http://www.gramaediciones.com.ar/es/otras-publicaciones/locuras-y-soluciones-singulares-santiago-castellanos/

Les adelanto la presentación del mismo y el índice:

Al final del texto “Ironía” de J.-A. Miller encontramos el siguiente párrafo: “Tuve que dar, al inaugurar el primer servicio psiquiátrico bautizado, Jacques Lacan, un pequeño vademécum elemental a los practicantes. Añadiría aquí una advertencia más: Ante el loco, ante el delirante, no olvides que eres, o que fuiste, analizante, y que tú también hablabas de lo que no existe.”

Esta indicación creo que debe orientar la clínica del psicoanalista en todos los ámbitos y por supuesto en el de la locura. No hay clínica desde el psicoanálisis que no esté orientada por una ética, tema que abordo al final del libro –en el capítulo sobre la melancolía- a partir de la reflexión sobre un caso. La experiencia de un análisis de orientación lacaniana conduce al analizante al encuentro con su propia locura, su propio sinsentido, a partir del cual podrá alojarse en una ética que oriente su práctica.

Tras finalizar mi análisis tuve un sueño. Estoy en la consulta del analista con el que solía controlar. Estoy tumbado en el diván y no puedo hablar, al mismo tiempo que experimento una serie de fenómenos extraños en el cuerpo, fenómenos de fragmentación corporal. Me asusto y vuelvo la cabeza hacia atrás, observando como el analista está haciendo movimientos muy extraños y pienso: “el analista está loco”. Me levanto y angustiado salgo corriendo de la consulta.

El analista con quien realizaba el control de un caso, en el que me interrogaba acerca de algunas cuestiones que tenían que ver con el mismo sueño, me señaló: “efectivamente, en la posición del analista hay un toque de locura”.

Poco tiempo después me encontraba en el dispositivo del pase transmitiendo la experiencia de mi análisis y, posteriormente, ante la comunidad analítica como Analista de la Escuela (2013-2016). Al mismo tiempo, orienté mi trabajo como docente en la Sección Clínica de Madrid (Nucep) del Instituto del Campo Freudiano, hacia el campo de las Psicosis. El caso Schreber, el Hombre de los Lobos, Aimée etc. coordinando el Departamento de Psicopatología y, un poco más tarde, junto a Rosa López, el espacio de Presentación de Enfermos en uno de los grandes hospitales de Madrid, desde hace varios años.

Este libro que les presento es el resultado de ese trabajo, aunque obviamente sin pretender abarcar todos los elementos porque sería demasiado. Siempre hay que elegir y perder algo al mismo tiempo. Representa para mí un momento de transmisión escrita de esos años de investigación y reflexión.

En el Campo Freudiano ha habido numerosos trabajos, durante los últimos años, que me han orientado y que han sido para mí una fuente de aprendizaje. Enumerarlos a todos supondría una lista muy larga. Quiero decir que además de las enseñanzas de Jacques Lacan, de las orientaciones de J.-A. Miller y de Eric Laurent, en el campo de las psicosis, la producción escrita en las diferentes Escuelas, a través de artículos, libros etc., ha sido enorme. Se trata de un auténtico work in progress que representa el vigor del psicoanálisis y el esfuerzo de transmisión de una episteme y de una clínica por parte de muchos psicoanalistas que realizan un trabajo cotidiano y que, además, hacen un esfuerzo de transmisión, reflexión y actualización de la práctica analítica. Es muy probable en el próximo Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, que se celebrará en Barcelona en abril de 2018, tendremos una demostración en acto de todo esto.

De todos esos trabajos hay numerosas referencias en el libro, que les invito a visitar y leer porque encontraréis desarrollos, de gran interés, de algunos de los puntos que solamente quedan señalados en este texto, pero que son más ampliados en esas puertas que espero que queden abiertas y que les invito a transitar.

El eje que orienta este texto es el de las soluciones o invenciones que cada sujeto puede encontrar, o puede poner en activo, a partir de una cura analítica. Esta perspectiva tiene una dimensión eminentemente clínica, pero también política y ética.

En la época actual ya no se parte de una clínica de la mirada, de la observación de los fenómenos y de la conversación con el paciente psicótico, tal y como ocurría en las primeras décadas del siglo pasado. El descubrimiento de los neurolépticos –a partir de los años 50- abrió una nueva era de la clínica en la que predomina el uso de la sustancia y la implantación generalizada de los protocolos y la clasificación.

En el momento actual no hay ninguna determinación demostrada en el ámbito de lo biológico que se relacione de manera causal con las enfermedades psíquicas. Sin embargo, a partir de los años 80 la psiquiatría ha depositado mucha confianza en los fármacos, podríamos decir que demasiada, hasta el punto de que numerosos sectores, desde el ámbito de la medicina, están cuestionando abiertamente esta deriva. No aparecen tratamientos que aporten grandes novedades terapéuticas y las estadísticas sobre los efectos de los mismos cada vez cuestionan más su uso generalizado. Esto, además, está suponiendo enormes costes a los modelos sanitarios, lo que está conduciendo, a las autoridades sanitarias, a poner ciertos límites a la orgía medicamentosa.

A esta clínica, basada en la sustancia, le oponemos otra clínica, la de la transferencia y la palabra. No obstante, el psicoanálisis no se opone frontalmente al uso de los medicamentos, en ocasiones imprescindibles. La cuestión radica en que siempre consideraremos que en la psicosis hay un sujeto con el que se puede hacer un trabajo y orientar una cura o una estabilización, y el medicamento solamente será útil a partir de ese postulado previo.

El psicoanálisis siempre tendrá un lugar cuando aparece un imposible de tratar o de educar. Alojar este imposible de una manera orientada, y reconociendo sus límites, se articula directamente con el exergo lacaniano de “no retroceder ante la psicosis”. Esto supone una invitación a despejar las dificultades propias de una clínica bajo transferencia y a innovar, permanentemente, la práctica analítica. Lacan no dejó una teoría definitiva, sino esbozada a partir de la topología, una clínica continuista que permite un tratamiento del exceso del goce, desrregulado, que intenta anudar nuevas soluciones e invenciones.

Hay que subrayar que esta clínica continuista no anula la anterior, la que Lacan elabora a partir del Seminario III: Las psicosis. La clínica estructuralista y el binomio neurosis-psicosis no queda eliminado, ni la discontinuidad desaparece, más bien se trata de pensar la clínica superándola, no excluyéndola.

La perspectiva abierta por J. –A. Miller sobre las Psicosis Ordinarias no anula la importancia de la formación del analista en el campo de la psicopatología clásica y la clínica, a partir de la cual abordamos las diferencias y las singularidades de las estructuras y de cada sujeto en singular. La estructura y la singularidad no se oponen, sino que se articulan. Por esta razón, en el libro se aborda, también, las especificidades de los diferentes polos de las psicosis: la paranoia, la esquizofrenia, la manía y la melancolía.

Como postulamos en el libro, el psicoanálisis hace un uso de esas categorías para tomar la distancia necesaria que nos permita orientar una práctica de cada sujeto en particular, abrir la posibilidad de que cada uno encuentre sus soluciones, pero es fundamental, al mismo tiempo, conocer las especificidades de la posición subjetiva que cada sujeto toma frente al encuentro con lo real y el goce.

Hay una respuesta primaria, mítica, del lado de la castración o de la forclusión, del lado de la pérdida o no, que se produce en el encuentro con el lenguaje. Al mismo tiempo, en la clínica encontramos anudamientos y desanudamientos, diferentes suplencias y Nombres del Padre, que han permitido al sujeto hacer una vida y en algún momento desestabilizarse.

El ser hablante, tal y como comprobamos en la clínica de la neurosis, se constituye encadenado a las determinaciones del significante, lo que supone la inscripción de una pérdida de goce. El psicótico, en la elección del rechazo del inconsciente y por la libertad, paga un alto precio con su cuerpo y por el hecho de que lo que es “forcluido” retorna en lo real bajo la forma de los fenómenos elementales. El psicótico testimonia de los efectos del lenguaje en los seres hablantes en el caso de que no haya una defensa organizada como ocurre en la neurosis. A veces encontramos, en la clínica, a sujetos que no la tienen y tendrán que encontrarla y en otras ocasiones, a sujetos que la han encontrado y ha funcionado dándole estabilidad. Es el amplio campo de las Psicosis Ordinarias.

Se trata, en este campo, como subrayará Miller, de una clínica de los pequeños detalles o de los grandes detalles, cuando una invención se puede producir. En este sentido, el libro toma, en su desarrollo, un perfil eminentemente clínico. Esta clínica toma como referencia mi propia experiencia como psicoanalista y la de la Presentación de Enfermos, un espacio en que el analista se deja enseñar acerca de las particularidades de la posición subjetiva y del testimonio que escuchamos en la entrevista.

Todo el mundo es loco, es decir delirante, pero no todos deliramos de la misma manera.

 

 

Autor: Santiago Castellanos

INDICE

Introducción

CAPÍTULO I
Las primeras referencias freudianas
Las neuropsicosis de defensa
El delirio y los sueños en la “Gradiva”, de W. Jensen
Los debates con la Escuela de Zurich

CAPITULO II
Schereber: “Ser la mujer de Dios”

CAPITULO III
Puntuaciones para una clínica de orientación lacaniana
1936: El estadio del espejo
1946: “No se vuelve loco el que quiere”
1956: Clínica estructural y discontinuista
1966: El sujeto del goce
1976: Joyce y la perspectiva del sinthome
1998: La psicosis ordinaria

CAPITULO IV
La clínica discontinuista en Lacan
La negación y la afirmación primordial
La metáfora paterna y el significante del Nombre del Padre
El punto de almohadillado
Los fenómenos del lenguaje
El sentimiento de la vida

CAPITULO V
Paranoia: La inercia de lo imaginario y el goce del otro
La paranoia objeta al discurso psiquiátrico
La inercia de lo imaginario
El sobreentendido del lenguaje y el goce
A propósito de un caso: “el martirio y la bestia”
A propósito de un caso: “No hay nada que sea casual”

CAPITULO VI
El “dicho esquizofrénico” y los fenómenos del cuerpo
Perspectiva freudiana
Lacan: “Todo lo simbólico es real”
Un cuerpo sin discurso
Enganches y desenganches del cuerpo

CAPÍTULO VII
La “excitación” maníaca y la melancolía
El boom bipolar
La clínica de la melancolía
No hay clínica sin ética
La importancia del núcleo de la psicosis
La sutileza

CAPITULO VIII
“Al final es como un arte”

BIBLIOGRAFIA

 

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